Hay algo que cambia tu imagen más que cualquier crema, perfume o tratamiento de moda. Algo que te hace ver más atractivo, confiable y hasta más inteligente. Algo que la mayoría usa mal… o peor aún, ni siquiera usa.
- No, no es un sérum con baba de unicornio ni una crema con extracto de lágrimas de dragón.
Es el protector solar. Sí, ese tubito que tienes olvidado en un cajón, con más polvo que uso.
El secreto mejor guardado de la gente que envejece bien
Piensa en esa persona que siempre tiene la piel impecable, sin manchas raras, sin arrugas prematuras y con un brillo sano. ¿Casualidad? Para nada. Seguramente usa protector solar a diario.
- Lo que pocos saben es que el sol es el mayor responsable del envejecimiento prematuro de la piel. Da igual si tienes la mejor crema hidratante del mundo, si luego sales sin protección solar, estás invitando a las arrugas, las manchas y el tono apagado a instalarse en tu cara.
Y ojo, porque el sol no solo daña en la playa. Está en todas partes: cuando vas en el coche, cuando caminas cinco minutos hasta el súper o cuando te sientas junto a una ventana.
Cómo la mayoría usa mal el protector solar
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Solo en verano: Si solo lo usas cuando vas a la playa, es como usar el cinturón de seguridad solo en autopista. El sol pega todo el año.
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Poca cantidad: Si aplicas un “puntito” para todo el rostro, olvídalo. Necesitas al menos media cucharadita para la cara y dos para el cuerpo.
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No reaplicar: El protector solar se va con el sudor y el roce. No basta con ponértelo a las 8 de la mañana y olvidarte. Lo ideal es reaplicar cada 2-3 horas si estás expuesto al sol.
- Saltarse el cuello y las manos: ¿Has visto a personas con cara joven y cuello de tortuga centenaria? El sol no discrimina. Protege el cuello, las orejas y las manos si no quieres que delaten tu edad.
¿Quieres que te tomen en serio? Empieza a usarlo bien
No se trata solo de estética. Usar protector solar bien aplicado te hace ver como alguien que se cuida, que presta atención a los detalles y que no deja su imagen en manos del azar.
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- Y en un mundo donde la primera impresión lo es todo, eso cuenta más que cualquier crema de 200 euros.
Así que la próxima vez que te pregunten cuál es tu secreto para verte bien, ya tienes la respuesta. No es genética, no es suerte… es usar protector solar como se debe.
