Mira.
Hay un momento muy jodido justo después de comer un postre: la culpa.
Primero viene el “¡qué rico!”. Luego la realidad: hinchazón, azúcar disparada, energía por el piso y esa vocecita que te susurra al oído como ex tóxico: “para qué carajo lo comiste”.
Pero no tiene por qué ser así.
Estamos en primavera. Hace calor, apetece algo fresco, sabroso… pero sin sentir que te estás metiendo una bomba calórica cada vez que metés la cuchara.
Por eso hoy te traigo la primavera anticulpa. Postres frescos que no arruinan tu cuerpo ni tu buen humor. Ni hace falta que seas vegano, ni que te encierres con un batido de kale a llorar.
Esto va de sabor, practicidad y sentido común.
1. Yogur griego con fruta real (no de sobre)
Ni mousse, ni cheesecake, ni pavada gourmet.
Yogur griego natural. Le mandás unas frutillas frescas, un poco de ralladura de limón y, si te sentís rebelde, un chorrito de miel.
Eso enfría el alma, te sacia el antojo y encima te da proteínas. Lo comés y no sentís que tenés que hacer 3 días de cardio después.
2. Helado casero sin máquina, sin azúcar y sin culpa
Bananas maduras congeladas. Las metés en la licuadora. Le podés sumar cacao amargo o un toque de mantequilla de maní natural.
En 2 minutos tenés una crema helada que parece un pecado, pero es más sana que muchos “snacks fitness” que te venden por ahí.
Y sí, se puede hacer de mango, de durazno o de lo que te dé la gana.
3. Frutas asadas con especias (sí, es tan bueno como suena)
Agarrás unas peras, unas manzanas o unos duraznos, los cortás y los tirás al horno con un poco de canela, clavo o nuez moscada.
Te juro que eso huele mejor que una pastelería en París.
Le metés un toque de yogur o un crumble de avena por arriba y listo. Postre con alma.
4. Chía pudding pero bien hecho (no la baba insípida de siempre)
Ponés leche vegetal o normal, semillas de chía y lo dejás toda la noche. Al otro día, lo mezclás con frutas de estación, coco rallado o un poco de cacao.
No parece un postre fit. Parece un capricho caro. Pero lo hiciste vos, y sabés lo que tiene.
5. Postre rápido de ricota y limón
Ricota batida con un toque de esencia de vainilla, jugo y ralladura de limón. Endulzás con stevia o miel.
Lo ponés en vasitos, lo enfriás y tenés un postre que parece de restaurant, pero que no te va a dejar hecho un globo aerostático.
En resumen
No necesitás resignar sabor ni pasarte al team de los aburridos para cuidar lo que comés.
La culpa es lo que sobra. Lo que falta, muchas veces, es un poco de ingenio y dejar de pensar que comer sano es igual a sufrir.
Así que esta primavera, si te pedís un postre... que sea uno que te haga bien. De verdad.





1 comentario
Alicia Jaime
Exquisitos postres